miércoles, 28 de mayo de 2008

Willy del Pozo

"CREO EN LA INDUSTRIA EDITORIAL
QUE APUESTA POR NUESTRAS RAÍCES"



La dura y titánica labor editorial en el Perú tiene entre sus representantes a Willy del Pozo, director de Ediciones Altazor, quien desde hace un tiempo emprendió el objetivo de realizar colecciones regionales de literatura, buscando abarcar la totalidad del territorio nacional. Conversamos con él para saber cómo le va en tan importante tarea.


El año 2005 llegaste a Chimbote con una verdadera novedad, la Biblioteca Ancashina, compuesta nada menos que por 20 títulos. ¿Cómo te fue con esta colección?
Depende desde qué punto de vista lo veamos. Si lo vemos como un todo, uniendo aspectos de publicidad, difusión y repercusión, creo que cumplió sus objetivos. A su vez fue una colección sumamente diversa pues frente a los consagrados Óscar Colchado o Carlos Eduardo Zavaleta estuvieron presentes las voces de jóvenes narradores como Daniel Gonzáles o Ítalo Morales, y la posibilidad de contar con una temática amplia, donde el niño pudiera disfrutar de la lectura de Casitas de cartón o Luna de juguete, y el adulto de El ojo del voyeur o El Zarco y otros cuentos.

Luego de esta experiencia, ¿qué otros proyectos editoriales emprendiste?
En lo que respecta a las bibliotecas regionales, edité la Nueva Biblioteca Ayacuchana, la Biblioteca Chalaca y varias colecciones pensadas en los niños y jóvenes, como es el caso de las Colecciones Caracolas y Caracolitas, o la Colección Altazor de novelas, con la participación de narradores jóvenes de nuestro país.

¿Y cuál ha sido la reacción de las autoridades educativas? ¿Han respondido a las expectativas?
Afortunadamente desde el año pasado se está impulsando con fuerza la lectura en las ahora llamadas instituciones educativas, por lo que alumnos y docentes están más predispuestos a adquirir libros, a trabajar con ellos y sobre todo a leerlos. El gobierno, a través de las políticas de emergencia educativas e instituciones como Promolibro, ha conseguido que sectores populares tengan en su poder ejemplares de la Biblioteca Ancashina o de otra colección editada por mi sello para promocionar, con ellos, el Plan Lector o lecturas comunales, donde los vecinos y el ciudadano en general puedan tener un texto en sus manos, ya sea como libro de cabecera o como libro de sentadera (pueden tener cabida ambas acepciones: la del WC o la de una silla).

Sin embargo, el Perú no es un país que lee como otros. Con este precedente ¿sientes que las editoriales nacionales tengan futuro?
Fue una sorpresa grata el hecho de descubrir que en provincias la gente lee, si tomamos en cuenta las ventas como un indicador, pues la acogida en las Ferias de Libro han dado pie a ello, el problema puede ser el factor económico, ya que desafortunadamente estos han alcanzado muchas veces precios exorbitantes y, con ello, poner una muralla a la intención del lector de adquirir un libro. Por otro lado, los índices de ventas en el país de los libros piratas son cada vez mayores, y estos no ingresan en el conteo oficial, quedan relegados, por lo que las estadísticas no son fieles a la realidad. Creo con devoción en la industria editorial de nuestro país, pero en la que apuesta por sus raíces, en la que vuelca sus ojos al quehacer literario de nuestras provincias, sino no estaría involucrado en esta “aventura”. Mientras existan más apuestas por nuestra cultura, por nuestras regiones, Lima dejará de ser el centro de atracción y de representatividad en lo que a creación literaria se refiere.

1 comentario:

Harold S. Alva Viale dijo...

Cuándo regresamos a Villa los tres Ricardo????. Ah ver si coordinamos una fuga por allá. Un abrazo Willy.