miércoles, 28 de mayo de 2008

Alessandra Tenorio

"A VECES ESCRIBIR UN
POEMA ES ALGO TOTALMENTE PLANIFICADO"



Pese a su juventud, Alessandra Tenorio (Lima, 1982), entregó en el 2005 un breve pero bello libro de poesía, Porta / retrato, con el cual cautivó a los atentos seguidores de la poesía peruana. Le pedimos que hiciera un alto en sus labores cotidianas para que nos hable de su trabajo silencioso en la palabra.


Tu presencia en la poesía peruana tiene apenas unos años, pero has logrado un lugar importante en ella. Me gustaría saber qué elementos positivos y negativos encontraste en el panorama de nuestra poesía.
Bueno, gracias por eso. Yo creo que este es un buen momento para los jóvenes creadores (no solo para los poetas) porque hay mucha más apertura de la que había antes, no solamente a nivel mediático sino también a nivel de espacios donde poder organizar recitales de poesía y presentar libros. A esto se suma la aparición de editoriales interesadas en la poesía; como Lustra Editores, que publica solamente poesía. Todas esas me parecen cosas positivas que benefician tanto a los lectores como a los propios creadores. Sin embargo, creo que aún falta mucho más apoyo a los poetas. Sobre todo de parte de las instituciones y el estado. Muchas personas no consideran que participar en un recital de poesía, organizar un evento literario o presentar un libro es un trabajo, pero en realidad sí lo es y sería bueno que las instituciones y el estado apoyen este tipo de cosas.

“Los poemas me van guiando solos, como el humo del cigarro que a veces se adentra en lugares que uno no conoce”, confiesas en la revista electrónica Urbanotopía. Esta expectativa, este mundo de posibilidades al que te remite la poesía, ¿cuán motivadores son para ti?
Mucho. A veces escribir un poema es algo totalmente planificado. Has ido dándole vueltas al tema en la cabeza, pensando en frases, palabras u oraciones que podrían funcionar. Es como tener el boceto y solo necesitar el tiempo y el espacio precisos para poder darle forma. Pero otras veces uno empieza a escribir de la nada como si fuera un poseso. Lo haces como movido por un impulso y las palabras empiezan a aparecer y llenar la hoja y uno va escribiendo sin rumbo y en el camino encuentra lo que quiere decir. Luego ya viene la corrección, pero ese momento en el cual empiezas a escribir como en un “trance” es realmente especial.

Encuentro en tu primer libro, Porta/retrato (2005), un espacio importante cedido al tema familiar. Muchos poetas peruanos, en sus primeras entregas, han indagado en el mismo tópico. ¿A qué atribuyes este fenómeno?
Creo que cuando uno recién empieza a escribir es más fácil remitirse a lo que está a su alrededor y nada hay más cercano que el mundo íntimo, familiar. Yo nunca me propuse escribir un poemario sobre la familia, la casa y los recuerdos de infancia. De pronto reuniendo mis textos me di cuenta que tenía varios con una atmósfera común, y así nació mi libro.

¿Qué estás escribiendo ahora? ¿Qué motivaciones temáticas te han asaltado en estos días?
Precisamente ahora no estoy escribiendo mucho, salvo algunos textos en prosa que son más que nada apuntes de diario, pero tengo un poemario que tiene como título tentativo Casa de zurdos que espero publicar este año, siempre y cuando sienta que está totalmente terminado. Este libro cierra el tema de las historias familiares, la nostalgia y el fin de la infancia. Tiene elementos fantásticos, oníricos, pero también es tanático, la presencia de la muerte es muy fuerte en este nuevo poemario. Creo que es, sin duda, un libro de cierre.

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