martes, 22 de julio de 2008

Teófilo Villacorta


La marginalidad es un mundo sorprendente



Conocido principalmente por su labor plástica, Teófilo Villacorta Cahuide (Aija, 1966) ha conducido también su espíritu artístico por la creación literaria, donde ha publicado algunos libros de poesía y narrativa. Este es el testimonio de su inquietante postura temática.


Todavía recuerdo el primer libro de poesía que pusiste en mis manos, Flores en mi celda, un título sugerente porque trasmite una aparente contradicción entre la belleza (las flores) y la dureza vivencial (la celda). ¿Puedes ilustrar al lector sobre el tema principal de este libro?
El libro se gestó en el fragor de la lucha sindical y la lamentable detención que sufrí, siendo encarcelado en las mazmorras de seguridad del estado. Eran épocas muy duras y mi convicción de maestro identificado con la lucha de clases me llevó a emprender una marcha de sacrificio que culminó con aquella detención. Fue justamente en la fría celda donde escribí aquellos versos que tomaron cuerpo cuando recobré mi libertad.

En Aventuras en marea caliente, volumen de cuentos que publicaste años después, recreaste tus vivencias en el mar de Culebras (Huarmey), la caleta donde creciste. En tu caso, ¿poesía y narrativa parten de un mismo impulso creativo o son iniciativas diferentes?
Tanto la poesía como la narrativa, para mí, surgen de manera simultánea porque ambas requieren de un toque artístico en el manejo verbal; de manera que no hay una planificación previa si no un motivo determinado que hace surgir un poema o un relato. Lo que sí es cierto es que es ineludible ponerle el toque vivencial a la creación literaria, más aún cuando uno tiene la marca de una rica experiencia juvenil ligada al mar, la cual, me aventuro a pensar, fue la razón de mi inclinación artística.


Pero así como está presente el tema del mar, encuentro también la vida nocturna y marginal como un tópico sugerente.
Sí, es un tema en el cual me he visto envuelto casi sin proponérmelo, y ha ganado terreno en mi creación narrativa pues he escrito algunos relatos de tema “burdelero”. A veces uno encuentra en ese ambiente una vida, más que placentera, sincera, y se olvida de tanta hipocresía, de los falsos moralistas que abundan en nuestra sociedad. Para mí la marginalidad es un mundo sorprendente que nos muestra casos adorables y no detestables como señalan los inquisidores.

¿Casos adorables?
Sí, casos que recaen en seres marginales, como las prostitutas, en quienes hallo una honda sensibilidad que aflora en el momento de narrar parte de su historia. Más que marginales, son seres conocedores de los problemas de la sociedad y están inmersos en ellos más de lo que uno se imagina; sueñan con cambiar este mundo pese a la dureza y lo escabroso de sus vidas.


Me parece idealizado tu concepto de las prostitutas. Cualquier persona, que así lo decida, puede preocuparse por los problemas sociales y decidir cambiar este mundo.
Claro, pero a lo que me refiero es que a ese ambiente se lo juzga con ojos de desagrado y rechazo, como algo que pervierte a la sociedad en vez de construirla; por tanto, si a un hombre lo ven con prostitutas se tiene un mal concepto de él porque se cree que solo le interesa la vida licenciosa y por ahí aparecen los puritanos censurando su conducta, lo digo por experiencia propia.

Cuéntame tu experiencia.
Un tiempo estuve sumergido en la vida nocturna y marginal, en la que casi de manera circunstancial iba encontrando regocijo, una especie de serenidad emocional; sin embargo, esto para la gente supuestamente formal era algo detestable, y me cuestionaron mucho, pero como ves y les consta a muchos, la situación ha cambiado.

¿Cuándo podremos tener un nuevo libro tuyo?
Dentro de poco debe salir a luz “El mar en los ojos de la niña Buenaventura”, una novela corta. Tengo también dos libros de poemas concluidos, pero me inclino por el primero porque es mi primer trabajo de largo aliento.

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